FRANCISCO VIÑUELA, Canadá
LA LEY DEL
DELIRIO
Alrededor
del mundo, en reuniones de medianoche se juntaron los caballeros, artistas del
negocio y lo que antes era de todos y sin costo alguno, lo guardaron
cuidadosamente, con un candado, detrás de una puerta blindada...
Ah ! el
suspiro de las nubes, Ah ! el Oxigeno,
Ah ! el
carbón, los volcanes, los peces que nadaban en agua salada y la sal, la miel,
el azúcar de las flores y la tierra y sus bacterias...
Eliminaron
las abejas y dejaron solamente un color de hormiga en todas las cosas...
Le fijaron
un precio a las piedras y otro más alto a las rocas, la hermosura del árbol se
hizo pulpa y un profeta se compró el horizonte para excavar hasta el fondo del
mar líquidos negros, gases intestinales o la lava de sus volcanes...
Finalmente,
en sus palacios de cristal se alejaron de la vida y la muerte…
Así se
acumuló la ira, la de ayer y la de siempre, tranquilamente, mientras florecía
una rosa, como esa blanca Luna llena que se eleva por detrás de la cordillera,
mientras ellos descuidadamente, aún juegan, pinchando mariposas en sus ataúdes
de ébano...
De: “Prejuicios
anteriores"
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