LEYMEN PÉREZ, Cuba
LOS
ESCOGEDORES
leen en el
arroz
lo mismo que
la sangre lee en el cuerpo que nada puede escoger.
Cuentan los
restos duros (coágulos, cielo desgarrado, astillas)
que entran a
la boca con la misma intensidad
con que una
raíz rompe el suelo huyendo de la naturaleza
que se deja
pinchar con la sucia aguja de la nación.
Un cuerpo
sin cabeza y sin extremidades. Un tronco enfermo.
Tierra
abriendo la tierra donde crece Oscar Matzerath.
El humano
con menos cenizas en Auschwitz y en el Morro-Cabaña.
Los
escogedores de arroz a veces no leen nada. Entran y salen
como
autistas que se buscan a sí mismos y se encuentran
en el hacha
de talar la libertad, en la tierra abriendo la tierra
que hay en
mí. Cerrándose, cerrándome.
Lo mismo que
la sangre lee.
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