RAMIRO OVIEDO, Ecuador
ESCÁNER
Mi cuerpo ha
perdido la gamuza y ya no huele a mango.
Toda la
manzanilla que traía la perdí en una apuesta
con una
bruja de cuento.
Mis pies son
un zig-zag de puntos suspensivos.
y las
lágrimas que nunca lloré se me escapan solitas
de par en
par.
Me queda la
memoria
como clavo
de olor
para la
muela huequeada que sigue respirando.
Duele como
respira esta muela maldita.
En unos años
más
36 piezas
dentales relucientes
como una
sucursal de la General Motors
sonreirán en
mis dos maxilares.
(Por favor
tengan lista
toda la caña de azúcar de la costa
para el país
de bambú que respira en mi boca).
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