ALAIN LAWO- SUKAM, Camerún
CHICOS DE LA
CALLE
Al amanecer,
vagabundean por las calles revestidos de harapos. El hambre en los ojos, la
tristeza en los huesos. Al atardecer, hurgan en la basura de los barrios
prohibidos donde mueren de fiestas los anfitriones acaudalados.
Al
anochecer, recuestan la cabeza en cartones remendados a la intemperie, soñando
con un mañana feliz.
Mansas
ovejas sin pastor, son presas de tigres perversos, llanto silencioso de seres
inocentes gimiendo en calabozos de almas olvidadas. El dañino pegamento calma
el hambre diaria, acaba con el frío nocturno, acaba con el miedo al duende y
acaba con la vida dolorosa.
Sin rodeos,
me dieron el relato de sus vidas y me contaron sus desventuras sin artificio.
Me parte el
corazón ver las miradas sin futuro,
mar de
sueños rotos.
Los gritos desesperados de aquellos hijos de la calle resuenan en mi cabeza y en mi pluma, sus lágrimas.
Comentarios
Publicar un comentario